ORIGEN MITOLÓGICO
Según la mitología, la isla de Patmos surgió del abismo marino. La diosa Ártemis, viéndola iluminada en las profundidades por la luz de la luna (Selene), pidió ayuda a Apolo y a Zeus para que la hicieran emerger. Una vez en la superficie, la diosa se enamoró de ella, convirtiéndose en su patrona. Después llegaron sus pobladores, que la llamaron Litoís, nombre con el que conocían a la diosa, hija de Leto. La mitología también cuenta que aquí se refugio Orestes, después de matar a su madre, Clitemnestra (quien a su vez había asesinado, junto a su amante Egisto, a su marido, el rey Agamenón de Micenas), perseguido por las Erinias, divinidades vengadoras. El primer templo de Ártemis, situado donde luego se levantaría el monasterio de San Juan Teólogos, se debería a él.
ORÍGENES Y ANTIGÜEDAD CLÁSICA
La realidad dice que los primeros habitantes de la isla, en el 3000 a. C., fueron Los carios. Posteriormente llegarían los dorios y luego los jonios.
Algunos historiadores antiguos (Tucídides, Plinio y Estrabón) hablan brevemente de ella, para indicar que en el s. V. a C. se alzaba una ciudad sobre la colina de Kastelli (parte alta de Skala) llena de esplendor y de relativa importancia. También cuenta Tucídides (Historia de la Guerra del Peloponeso) que en el año 430 a C., en el contexto de las Guerras del Peloponeso (guerra civil entre Atenas y Esparta), el comandante Paques persiguió a los enemigos de Atenas, comandados por Alcidas, hasta Patmos. Parece que en la época clásica la isla apenas tuvo relevancia.
ÉPOCA ROMANA Y CRISTIANA
Cuando los romanos llegaron a Patmos el lugar estaba casi deshabitado y no ofrecía especial interés, así que lo tomaron como un remoto lugar de exilio para sus enemigos.
En el s. I, bajo el imperio de Domiciano, se llevó a cabo una feroz campaña contra los cristianos. Juan, uno de los discípulos de Cristo que predicaba en esos momentos en Éfeso (en la costa turca), fue capturado por los romanos y conducido a Patmos (año 95), donde continuó con su misión. Antes de volver de nuevo a Éfeso, cuando Nerva, sucesor de Domiciano, acaba con la persecución a los cristinos, San Juan escribe, revelado por el Espíritu Santo, el Apocalipsis de la mano de su discípulo Procoro. La llamada Cueva de la Revelación es el reverenciado lugar donde se produjo el hecho.
La suerte de la isla cambió en el año 313, cuando el emperador Constantino promulga el “Edicto de Milán”, mediante el cual se decreta la libertad religiosa. Patmos se convierte en un lugar de peregrinación gracias a la sombra de la Iglesia. Pero a partir del s. VII, los continuos ataques de los piratas sarracenos la llevan a la desolación. Durante siglos permanecerá deshabitada, a la espera de tiempos mejores.
ÉPOCA BIZANTINA Y LATINA
A partir del s. XI, Patmos comienza a resurgir. La causa se debe a la llegada del beato Cristódulo de Bitinia, quien, tras fundar sendos monasterios en las islas de Kos y Leros, se instala en Patmos y obtiene el permiso del emperador Alexis I Comneno para construir, en el año 1088, el monasterio de San Juan Teólogo. La tradición sugiere que se levantó sobre el lugar donde estuvo el antiguo templo de Ártemis. El monasterio fue el motor de la economía de la isla gracias a los donativos que recogía. Los ataques de los piratas continuaron asolando Patmos hasta que, haciendo valer su importancia, consiguió el amparo del Emperador y del Papa.
Los venecianos, después de que la IV Cruzada tomase Constantinopla y fundase el Imperio Latino (1204), capturaron la isla en 1207. Gracias a la protección del Papa, el monasterio se libró del saqueo.
En el s. XIII se comenzaron a construir las primeras casas en el exterior del monasterio, cuyos habitantes podían refugiarse dentro del mismo ante los ataques externos.
A partir de mediados del s. XV la isla recibió la protección del Papa Pío II, así como de los Caballeros de la Orden de San Juan y disminuyeron las incursiones de los saqueadores.
En 1453 los turcos conquistaron Constantinopla, lo que llevó a muchos habitantes de esta ciudad a refugiarse en Patmos. Se situaron en el hoy conocido barrio de Alotiná, al oeste del monasterio, y enriquecieron con sus artes la cultura de las isla.
CONQUISTA OTOMANA
En el año 1523 Patmos es controlado por los otomanos con consecuencias positivas y negativas. Las negativas fueron los altos impuestos a los que la población se vio sometida; las positivas llegan gracias a una mayor seguridad ante los saqueos de los piratas, facilitando el desarrollo de la flota marina y con ello el comercio y la llegada de prosperidad y riqueza. El puerto (Skala) y la capital (Hora) se beneficiaron de la mejora económica y ampliaron sus espacios con la construcción de almacenes, mansiones y casas ricamente decoradas. Los turcos apenas tenían presencia en la isla y respetaron el monasterio y las iglesias. Algunos viajeros occidentales mencionan la prosperidad de la isla en esa época, en los s. XVI y XVII.
En 1659, en el transcurso de los enfrentamientos entre los turcos y los venecianos, Patmos es conquistada y saqueada por los últimos, al mando de F. Mauritini. Diez años más tarde, los turcos retoman la isla y vuelve la estabilidad, momento que coincide con la llegada de refugiados procedentes de Creta, quienes aportan su buen hacer.
INDEPENDENCIA Y ANEXIÓN A GRECIA
En 1772 el monje Makario Kalogeras creó la Escuela De Patmos, en la cual se enseñaba teología ortodoxa. De este centro salieron personajes como Emanuel Xanthos y Theodoros Pangalos, que lucharon firmemente por la liberación ante los turcos. En 1821 Patmos se benefició de la independencia de Grecia, aunque 9 años después volvió a caer bajo el yugo turco, que duró hasta que, en 1912, los italianos asumieron el poder en el Dodecaneso. La reunificación con Grecia se produjo tras la 2ª Guerra Mundial, en 1948.