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Situado al norte de Plátanos, en una bahía resguardada (la segunda más importante de la isla después de Lakkí), Agia Marina es un puerto de genuino sabor isleño. Ha comenzado a recobrar importancia gracias a la función que ejerce como base para catamaranes, hidrofoils y embarcaciones de recreo, quedando Lakkí sólo para los ferris.      

Las casas de Agia Marina se extienden en torno al puerto y hacia el interior, fundiéndose en una única población con la capital. Muestran una curiosa mezcla entre arquitectura tradicional isleña, con muros encalados y puertas y ventanas azules, y viejas mansiones cúbicas de estilo neoclásico y tejado rojo, pintadas con tonos coloridos. La mayoría pertenecen a inicios del s. XX.

 En el extremo del pueblo está el embarcadero principal; a partir de aquí se abre el paseo marítimo, llegando a la plaza situada en un caótico (y peligroso) cruce, donde las direcciones derivarán hacia Plátanos (sur) o Alinda (norte), carretera esta última sobre la que se extienden restaurantes, cafeterías y tiendas. Algo más adelante hay un pintoresco molino sobre el mar, una reliquia de principios del s. XX que abastecía de harina la isla y cierra la pequeña bahía por el oeste. Más allá está la localidad de Krithoni con su playa.

Al este del puerto, continuando más allá del embarcadero, se hallan los restos de Brouzi, antiguo asentamiento que pudo estar unido a la vieja ciudad a los pies del castillo y donde se aprecian las ruinas de una fortaleza romana. En tiempos bizantinos las murallas llegaban hasta el mismo puerto. Resulta interesante observar el mercado de pescado que se instala en el mismo puerto entre las 8 h y el mediodía. Los barcos de toda la isla van llegando y reparten el pescado en los puestos para la venta al público.

PLÁTANOS

Plátanos es la localidad más antigua de la isla, situada a los pies del castillo, donde hubo un viejo asentamiento cuyas estructuras comenzaron a salir a la luz a partir de la guerra de 1821. Es la capital y centro administrativo y económico de Leros. Su nombre se debe al viejo árbol plantado en 1765 en lo que hoy es la plaza y alrededor del cual se desarrolló la población. Se fueron añadiendo los edificios públicos a partir del antiguo asentamiento emplazado sobre la colina Apitiki, algunos de estilo neoclásico, como aún pueden verse.

Posteriormente el crecimiento de los puertos que lo flanquean limitó su desarrollo, aunque proporcionó mejores comunicaciones. El centro del pueblo está en su peculiar plaza, a medio camino entre Agia Marina y Pandeli. Al atardecer se anima en gran medida y las terrazas de tabernas y cafeterías cobran vida. En ella se encuentra el Ayuntamiento y una vieja fuente que toma su agua de la colina. Desde aquí las calles ascienden, con numerosas escaleras, encontrándose con algunas iglesias hasta llegar al camino que alcanza el castillo. En lo alto del pueblo, se halla la iglesia de Agia Paraskeví, que fue la antigua catedral de la isla. Su nombre, “Viernes Santo”, se debe a una batalla producida contra los italianos. A su alrededor han aparecido numerosos vestigios de la antigua población.

EL CASTILLO

Casi 300 escalones conducen desde Plátanos a la cima del Apitiki, donde yace, a unos 300 m de altura, el elegante castillo llamado de la Panagía debido a la Iglesia que alberga. La fortaleza fue construida en época bizantina sobre los restos de una acrópolis del s. VII a. C. Cuando los Caballeros de Rodas ocuparon la isla, momento que coincidía con una fuerte presión turca en las costas y con los frecuentes ataques de piratas, se reforzaron sus defensas para hacerlo inexpugnable.

Tanto fue así que durante la II Guerra Mundial fue un lugar estratégico para todos sus ocupantes. Como en otras islas, cuando se producía un ataque de los piratas, la población corría a refugiarse en su interior, donde permanecía segura. A los pies de las murallas se desparraman los restos de numerosos edificios antiguos. En el interior hay 4 iglesias: las pequeñas de Agios Nikólaos, Agios Georgios y Agia Tríada, y la más importante, la de la Panagía, la patrona de Leros. La iglesia de la Panagía, que capitaliza la atención en el interior del castillo, se construyó sobre otra bizantina más antigua, convertida posteriormente en un monasterio católico, como lo atestiguan los restos aún visibles. En su interior destaca un bonito iconostasio tallado y un púlpito de madera, así como numerosos íconos traídos de otras iglesias de la isla. De entre todos destaca el de la Panagía, por el que los isleños tienen una profunda devoción. La extendida leyenda le atribuye poderes milagrosos, asegurando que llegó por sí mismo hasta la isla. La iglesia conserva una vieja campana de bronce y de plata obra de artesanos rusos. Se dice que la iglesia estaba repleta de tesoros de valor incalculable, desaparecidos con los italianos, aunque también se cree que pudieron ser destruidos durante los bombardeos alemanes en la II Guerra Mundial.

Una pequeña parte de aquellos se muestra hoy en el pequeño museo que hay al lado de la Iglesia. Este museo eclesiástico exhibe, sobre todo, una colección de iconos de varias épocas, objetos litúrgicos, vestimentas y Sagradas Escrituras de hermosa factura. Tiene una biblioteca aparte y otra pequeña sección con piezas de valor arqueológico encontradas en diversos lugares.

Antes de concluir la visita al castillo no puede uno marcharse sin dejar de contemplar la extraordinaria vista que corta la respiración. Se puede apreciar gran parte de la costa de la isla que llega hasta Kálimnos y el litoral turco. Sólo por ello, merece la pena la subida.

El horario de entrada a la Iglesia y museo es, los miércoles, sábados y domingos de las 8 a las 20 h; el resto de los días, desde las 8 a las 13 h. El precio de la entrada es de 2 €.  22470 25840

 

PANDELI

De los 3 pueblos que forman una unidad alrededor de la capital, Pandeli, que limita por el sureste con la misma, es para muchos el más atractivo. Es otro pueblo de pescadores cuyo desarrollo lo ha convertido en un pequeño centro turístico, sin que ello le haya restado un ápice de autenticidad y encanto. Es fácil ver a los pescadores entrando y saliendo a faenar o preparando las redes en el embarcadero; también es posible saborear un café en un viejo kafenion mientras los lugareños juegan al tavli o conversan sobre cosas cotidianas.

Pandeli es un lugar sumamente acogedor, a pesar del aspecto que le puedan dar los apartamentos asomados al mar y las terrazas en la misma orilla. Por ello en su bahía no faltan embarcaciones fondeadas cuyos tripulantes toman tierra al atardecer, deseosos de probar los frutos del mar que se ofrecen en restaurantes y tabernas.

Desde la carretera de Plátanos las casas blancas descienden hacia la bahía. Entre la vegetación y los muros encalados hay algunas viejas mansiones italianas en un estado de semiabandono. En la colina que se eleva hacia Vromólithos (al sur) está la parte más nueva; frente a ella, el castillo y la carretera hacia él silueteada por los molinos. Al lado del puerto hay una bien aprovechada playa de piedras que pese a tener los barcos cerca, disfruta de unas aguas increíblemente limpias. Varios árboles le ofrecen sombra.

 

ALINDA

Continuando desde Agia Marina por la carretera de la costa en dirección noroeste, llegamos a Krithoni (Crizoni), que en realidad es la extensión del pueblo hasta llegar a Alinda. Hay una estrecha playa de piedras en torno a una pequeña bahía sombreada por árboles y algunas sombrillas y tumbonas. Hay un buen hotel y algunos apartamentos. La carretera continúa rodeando la costa hasta Alinda, ubicada en la amplía bahía del mismo nombre.        

Este es el principal centro turístico de Leros, sin llegar, afortunadamente, al tamaño ni desarrollo de otras islas. Cuenta con una larga y estrecha playa de arena y piedras sombreada por árboles y dispone de los típicos servicios: sombrillas, tumbonas y práctica de actividades acuáticas en unas aguas muy tranquilas, ideales para familias. Por el norte está cerrada por una cadena montañosa árida que contrasta con la vegetación que rodea la localidad.

A principios del s. XX Alinda cobró auge como centro de veraneo. Durante la ocupación italiana se construyeron algunos edificios significativos: en 1923 se levanta el primer hotel de la isla, en cuyo patio se hallaron los restos de la Iglesia paleocristiana de Panagía Galatiani, con algunos interesantes mosaicos; en 1925 el acaudalado Sr. T. Bellinis hace construir un hermoso edificio de piedra rojiza con 2 torres, rodeado por un frondoso jardín. Hoy la Torre Bellini alberga del Museo Histórico y del Folklore, así como una biblioteca y galería de pintura.

Los eventos culturales tienen un importante lugar en Alinda, y no sólo por su importancia sino por su tradición. Así, en 1907, se creó la Alindia, una competición náutica, de natación y de barcas de remos, que tiene lugar cada mes de agosto.

La carretera separa la playa de las casas de primera línea, donde se encuentran hoteles, apartamentos, tiendas, restaurantes, agencias y supermercados (caros). Todo lo característico de un resort de pequeñas dimensiones como este.   Al comienzo de la bahía, frente al mar, hay un cementerio con 183 tumbas (179 británicos, 2 sudafricanos y 2 canadienses), bien cuidado, que data de 1943, cuando los aliados lucharon contra los alemanes por defender la isla, tras la rendición italiana.

QUÉ VER

LA TORRE BELLINI

Solamente por verla, merece la pena acercarse. En su interior hay diversas exposiciones: el Museo Histórico contiene fotos, mapas y documentos sobre la historia de Leros; en el Museo del Folclore se pueden ver todo tipo de objetos de labor y uso cotidiano: instrumentos musicales, de trabajo, muebles, etc. Hay una biblioteca con variedad de libros sobre la isla. Por último, una sala donde se muestran las pinturas de los artistas autóctonos. Su horario es de 9 a 13 h y de 18 a 21 h, en verano, todos los días excepto los lunes. La entrada cuesta 3 €

 

VROMÓLITHOS

Al sur de Pandeli, siguiendo la costa que conforma la bahía se encuentra Vromólithos. En realidad es la continuación de aquél al otro lado de la colina que lo separa, y son apenas unas pocas casas detrás de la playa. Para llegar es necesario tomar la carretera, con precaución si se va caminando ya que es estrecha y con curvas, lo cual la hace un tanto peligrosa tal y como conducen aquí. Vromólithos se ha convertido en un pequeño centro turístico gracias a su estrecha y alargada playa de arena dorada y piedras, sombreada por árboles. Entre la tupida vegetación es fácil ver algunas viejas mansiones de estilo italiano, cúbicas y con balcones y barandillas pintadas, sobre todo de color ocre. Es un lugar realmente plácido.