Kos es conocida como la isla de Hipócrates, el primer médico de la antigüedad. Después de Rodas, es el principal centro turístico del Dodecaneso. Se podría decir que Kos tiene todo lo bueno y todo lo malo de una isla griega. Entre lo bueno, destacan las fenomenales playas de arena clara y aguas cristalinas, las ruinas centenarias y milenarias que jalonan su geografía, una tierra fértil con paisajes hermosísimos y una buena gastronomía, anclada en la tradición. Entre lo malo, las terribles concesiones al turismo de masas: las playas están abarrotadas, los pueblos, como Kardámena, han perdido su identidad, dando paso a centros vacacionales donde centenares de niñatos y hooligans cada año hacen estragos, y la pérdida de autenticidad.
Sin embargo, todavía hay esperanza para aquellos que busquen tranquilidad. Basta con alejarse de los centros más turísticos (aunque todo en la isla es turístico), y encontrarán lugares que merecen la pena, como por ejemplo la zona de Kéfalos, en el suroeste.
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