La mitología señala el origen de Nísiros en el contexto de la guerra entre los dioses y los gigantes. Poseidón, el dios del mar (el Neptuno romano) persiguió al gigante Polybiotis que huía a través del Egeo, hasta la isla de Kos. Seccionó con su tridente un gran trozo de roca y se lo arrojó, sepultándolo bajo el mar. Pero el gigante no pereció, ya que a veces, todavía intenta desembarazarse de su carga exhalando fuego y gases del interior de la isla.
La mitología también cuenta que los primeros habitantes de Nísiros fueron los telquines, espíritus asociados a la tierra, hábiles en dominar el fuego y por ello buenos herreros, con forma mitad hombre y mitad pez.
Los primeros pueblos que habitaron la isla parece que fueron los pelasgos, seguidos por los carios.
En el II milenio a. C. llegaron los fenicios y se aprovecharon de los recursos naturales para el comercio. A éstos les siguieron minoicos, micénicos y finalmente, dorios.
De la “Época Heroica", Homero señala en la Ilíada que la isla participó en la guerra de Troya con un contingente al mando de “Filipo y Antifo, hijos del rey Tésalo Heráclida”.
En el s. VII a. C. colonos de Rodas ocupan la isla.
Durante las Guerras Médicas (480 a. C.) Nísiros toma parte en la decisiva batalla de Salamina, del lado de los persas, liderado por la reina Artemisa de Halicarnaso, aunque, según Heródoto, las tropas se pasaron al otro bando. Así, a su término, Nísiros se unió a la liga Ático-Délica, liderada por Atenas.
En la Época Clásica (s. V a. C.), el centro principal estaba en Paleókastro, donde se alzaba la acrópolis. Había templos de culto a Poseidón, la divinidad protectora de la isla, y también a Apolo, Ares, Ártemis, Dionisos y otros.
En la Guerra del Peloponeso, que enfrentaba a Atenas con Esparta, Nísiros comenzó apoyando a la primera por su vínculo en la Liga, pero después se unió a Esparta para, posteriormente volver a la liga ateniense.
En 334 a. C., Nísiros clama a Alejandro Magno que liberaba aquellas tierras del yugo persa. A su muerte, Lisímaco gobierna la isla.
En el s. II a. C. la administración es llevada por los rodios con los cuales participa en la lucha contra los cretenses. Gnomagoras fue honrado por su heroico valor y se le dedica una estatua.
En el mismo siglo los romanos ocupan la isla y construyen un asentamiento en Pali. Nísiros se ganará el favor de Roma y ésta la exime de pagar impuestos.
En el s. V sufre varios terremotos que la destruyen. En esta centuria pasa a formar parte del Imperio Bizantino.
Desde el s. VII es objeto de ataques de los piratas (árabes, sarracenos, argelinos).
Desde 1204 los venecianos dominan el Dodecaneso. Marco Sanudo gobierna en Nísiros, en pugna con los bizantinos por las islas.
En 1315 es ocupada por los Caballeros de la Orden de San Juan, de Rodas y hasta 1385 la controla Assanti de Histia y sus hermanos.
Durante el s. XV sufre numerosos ataques y asedios de piratas y turcos que causan fuertes daños, quizás por ello permanece un tiempo deshabitada. Los Caballeros refuerzan todas las defensas, pero, en 1522 las tropas de Solimán la toman definitivamente.
Nísiros toma parte en la rebelión de 1821 por la independencia griega, donde participa en hechos como la batalla naval de Gerontas, pero conseguida ésta, vuelve al dominio turco hasta 1912, que los italianos toman el Dodecaneso.
Tras la II Guerra Mundial, en 1948, se produce la unión con Grecia.
En 1953 un fuerte terremoto sacude la isla produciendo enormes daños.
SUBIR |
© 2011 dodecaneso.es
