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SUR
El sur de Rodas es la parte más remota y menos visitada de la isla. En ella se halla una docena de pueblos desperdigados, dedicados fundamentalmente a la agricultura y a la ganadería, con escasa infraestructura turística. Desde hace unos años ha cobrado cierto protagonismo gracias a los turistas que bajan hasta Prasonisi para practicar sobre todo windsurf y kitesurf. La región está inundada de pequeñas iglesias y monasterios emplazados en lugares apartados pero atractivas para una visita, como las de Agios Ioannis, Agios Nikólaos, Agios Geórgios y Moní Skiadi o Moní Filimonos.
Como dato importante cabe señalar que solamente hay dos gasolineras en todo el territorio, una entre Kiotari y Gennadi y otra en Katavía.
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KIOTARI
Población, 106 habitantes.
Situado en la costa, al norte de la gran bahía de Gennadi, Kiotari no es un pueblo en sí mismo, si no un resort con villas, donde desde hace pocos años se ha venido desarrollando rápidamente la principal infraestructura turística del sur de Rodas.
Siglos atrás, en la zona se extendía el originario pueblo de Asklipiós, trasladado a 4 km hacia el interior a causa de los sucesivos ataques de los piratas turcos.
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El complejo de hoteles, restaurantes y tiendas está comprendido en torno a la playa, de arena y guijarros, dividida en tres bahías separadas por espigones, donde fondean algunas barcas de pesca. Se pueden encontrar las típicas facilidades de los resorts: sombrillas, tumbonas, un gran surtido de actividades acuáticas y restaurantes y tabernas a lo largo de la carretera.
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ASKLIPIÓS
Población, 673 habitantes.
A 4 km de Kiotari, hacia el interior, se encuentra este pequeño y tradicional pueblo sobre la falda de una colina, protegido por un castillo medieval. La localidad se halla vinculada al antiguo culto de Asklepio, dios griego de la medicina, y existe la creencia de que este fue su lugar de nacimiento.
En el pueblo perviven las viejas costumbres, en la arquitectura de las casas blancas, en el modo de ver la vida e incluso en la forma de elaborar el pan. De hecho en Asklipiós todavía se utilizan los hornos exteriores de leña para tal labor, que se realiza una vez a la semana y en grandes cantidades. El proceso de elaboración sigue fielmente la tradición. El horno se enciende el día anterior y se mantiene así toda la noche, para, a la mañana siguiente, introducir la masa, elaborada también el día antes. En las grandes celebraciones, especialmente en Semana Santa, las mujeres lo utilizan para hacer pastas tradicionales.
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La plaza se halla a la entrada del pueblo, en la cual está la iglesia de Kímissis Theotokou, construida en el s. XI, cuyo interior muestra interesantes pinturas bizantinas. Junto a ella se encuentra un pequeño museo (vale la misma entrada) dividido en dos partes: Museo Eclesiástico, con biblias antiguas, íconos, estolas, etc., y Museo Folclórico, realizado con aportaciones de los habitantes, contiene objetos de uso cotidiano y agrícola, así como algunos pequeños hallazgos arqueológicos. Permanece abierto de lunes a viernes, de 9 a 18 h.
Un paseo de unos 20 minutos a través de un camino empinado lleva hasta las ruinas del castillo medieval, construido en el s. XIII, situado en lo alto de la colina y desde el cual se obtienen soberbias vistas.
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GENNADI (YENADI)
Población, 655 habitantes.
Gennadi se halla en lo alto de una pequeña colina por la que se dispersan casas blancas y otras coloridas, junto a edificios modernos, consecuencia del desarrollo, que cambian el aspecto de la localidad. Merece la pena ascender a pie por las estrechas calles hasta llegar a lo alto, donde descansa la pulcra iglesia de Agios Ioannis Theologos y saborear lo que todavía le queda de auténtico. Hay otras dos iglesias más: la pequeña Vangelismou Theotokou y el monasterio de Agia Anastasia, del s. VI.
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La carretera de la costa separa el pueblo de la playa, a apenas 1 km. Esta es la continuación de la de Kiotari, un larguísimo arenal con pequeñas piedras en el que hay algunas zonas organizadas con sombrillas y tumbonas, aunque su mayor parte es tranquila y solitaria. Ideal para relajarse y darse un baño en unas aguas limpias y cristalinas. En cuanto cae la noche la juventud se instala en los bares y chiringuitos y se acabó la tranquilidad. Sobre todo desde que últimamente se organizan veladas con dj’s.
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LAHANIÁ (LAJAÑÁ)
Población, 341 habitantes.
Lahaniá es uno de los pueblos más pequeños y pintorescos de Rodas. Está situado en la falda de una colina, rodeado de verdor, en un lugar bastante remoto. En los últimos tiempos ha tenido un importante reflote por parte de gente de fuera (extranjeros y de la capital) que lo han visto como un remanso al margen de las masas turísticas y han comprado y rehabilitado muchas de sus casas. La arquitectura tradicional ha sido respetada, pudiendo decir hoy que Lahaniá presenta la estampa típica del pueblo isleño, de casas blancas cúbicas, con puertas y ventanas de madera pintadas de vivos colores y con calles estrechas floreadas con vistosas buganvillas. |
La tranquila plaza se halla en un extremo del pueblo, a la sombra de un viejo plátano, bien aprovechada por el tradicional café, llamado, como no, Plátanos, al lado del cual está la iglesia de Agios Georgios. Un manantial con varios surtidores, uno de ellos con una inscripción árabe, la adornan. En esta plaza se rodaron, en 1987, algunas escenas de la película protagonizada por Jackeline Bisset e Irene Papas, “Temporada Alta” (“High Season of Forty”), donde se ven retazos de Rodas.
Hay otro café en la parte de arriba (Akropol), en la carretera, donde al pasar se puede oír un efusivo kalimera! (¡buenos días!) o welcome!, proveniente del simpático pope sentado en él (papa Giorgio). Será una excelente ocasión para tomarse un café y charlar animadamente con el sacerdote que, a buen seguro, tendrá cosas interesantes que contar.
Si de desea, se puede alquilar alguna casa tradicional del pueblo. Para ello, lo mejor es dirigirse a cualquier taberna del lugar.
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KATAVÍA
Población, 590 habitantes.
Katavía es el pueblo más meridional del sur de Rodas. Se halla en el centro de una fértil llanura, siendo uno de los principales productores de frutas y verduras de la isla.
A primera vista puede parecer una localidad somnolienta, pero conforme cae la tarde se descubre como un tradicional y auténtico pueblo griego. Los lugareños tratan bien a los visitantes, casi todos windsurfistas que no han logrado acomodo en Prasonisi, y los precios son buenos.
La plaza del pueblo, en torno a la carretera, tiene las típicas tabernas con sillas de madera pintadas de azul y manteles a cuadros, como en las postales. Los ancianos se sientan a charlar con todo aquel que quiera conversación. Por la tarde los niños juegan a la pelota en la plaza y corre un ambiente de absoluta despreocupación.
Cuando se pone el sol, puede ser necesaria una prenda de manga larga pues el viento, constante todo el día, hace mella al anochecer. A la hora de la cena, el aire se impregna del olor a leña quemada, utilizada para preparar los distintos platos, atrayendo a los clientes. El ambiente es animado, sin el estrépito que reina en muchas partes de la isla, puesto que, aunque por Katavía pasa mucha gente, pocos son los que se quedan a pernoctar. Las calles de detrás de la plaza muestran la arquitectura tradicional isleña, con casas de color blanco o tonos apastelados, adornadas con muchas flores y plantas, de las cuales la buganvilla es la reina. Cerca está la iglesia de Agia Paraskeví, del s. XIX, de color ocre y con un espléndido campanario de varios pisos. En la población también destaca la iglesia bizantina de Panagía Katholiki, del s. X, que posee frescos del s. XVII y está situada en la zona del cementerio.
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LA BAHÍA DE APOLAKIÁ
Situada en el suroeste de Rodas, la bahía de Apolakiá es el arenal más extenso de la isla (más de 20 km) y un área protegida gracias al programa europeo “Natura 2000”, en el cual prolifera un importante ecosistema: además de especies vegetales, como el cedro (juniperoys oxycedrus), en la zona han aparecido focas (monachus monachus) y tortugas (caretta caretta).
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La playa es siempre muy ventosa y con bastantes olas, por lo que suele estar solitaria excepto por algunos entusiastas del windsurf. En la parte norte está la playa de Kálamos, cerca de Apolakiá, más frecuentada. La carretera que la flanquea es buena.
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APOLAKIÁ
Población, 415 habitantes.
El pueblo parece adormecido, apenas sacado de su sopor por el tráfico hacia todas partes. Es la típica población agrícola, a espaldas del turismo que ve pasar, y que conserva intactas todas sus costumbres y tradiciones.
Paseando por sus calles se ve a los ancianos jugando en el kafeníon y a los demás aplicados en sus tareas cotidianas. En la amplia plaza están las sempiternas tabernas que flanquean un parque y un curioso edificio italiano convertido en Centro Cultural.
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A 4 km al norte se halla el embalse del lago Varda, una obra comenzada por los italianos y finalizada en 1989 que constituye un importante humedal, lugar de paso para aves migratorias. Se dice que en las áreas boscosas que lo rodean sobrevive el único ciervo que queda en Rodas, el platoni. Las intensas aguas verdes del pantano están bastante bajas en verano.
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En el camino desde el pueblo, flanqueado por eucaliptos, se encuentra la pequeña iglesia de Agios Georgios Vardas, construida en 1920 sobre los restos de otra más antigua. Posee interesantes frescos del s. XIII y XIV, destacando la gran figura del santo en el lado sur. Cerca del pantano está también la blanca iglesia de Zoodochos Pigi (Fuente de la Vida).
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MESANAGRÓS
Población, 330 habitantes.
Pequeño pueblo rural situado en un cruce de caminos y literalmente rodeado de iglesias y monasterios. Se ven las típicas casas blancas, las callejuelas, la plaza con la taberna y la iglesia de la Asunción de la Virgen María (Kímissis Theotokou), del s. XIII, construida sobre otra del s. V, de la cual se aprecian algunos restos, como la columna atravesada que sirve de dintel en la puerta de entrada.
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MONÍ SKIADI
Situado a 4 km al noroeste de Mesanagrós, en lo alto de una colina, se encuentra uno de los monasterios más aclamados de la isla, dedicado a la Virgen María. Su interior atesora un icono milagroso. Cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen fue apuñalada y por el orificio realizado con el cuchillo comenzó a manar sangre. La iglesia data del s. XIII y los edificios que la rodean se construyeron a partir del s. XVII.
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El reverenciado icono es llevado en procesión, en Pascua, por todos los pueblos para que bendiga a sus pobladores hasta acabar su periplo en la isla de Halki. Igualmente, el 8 de septiembre, día del nacimiento de la Virgen, el monasterio es visitado por una marea de peregrinos que vienen a celebrar la fiesta.
Desde lo alto se disfruta de una vista extraordinaria que llega hasta la vecina isla de Kárpathos, al oeste. Para llegar hay que tomar la carretera, en buen estado, señalizada desde Mesanagrós.
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VATI
Población, 188 habitantes.
Pequeño y coqueto pueblo de montaña con casas blancas de arquitectura tradicional, adornadas con muchas flores, y calles estrechas que conducen al visitante hasta una diminuta y escondida plaza, a la sombra de los árboles, donde los lugareños juegan a las cartas en las mesas de la taberna, ajenos al tiempo. El lugar está casi desierto, sólo se tropieza con algún visitante ocasional en busca de rincones recónditos y auténticos, como este.
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