Javascript DHTML Drop Down Menu Powered by dhtml-menu-builder.com
 

 

DODECANESO

ASTIPÁLEA

HALKI

KÁLIMNOS

KÁRPATHOS

KASOS

KASTELLÓRIZO

KOS

LEROS

LIPSÍ

NÍSIROS

PATMOS

RODAS

SYMI

TILOS

google maps
Enlaces

Rhodesguide

GNTO

Rhodestravels

Greeka

Fotos

 

Si tienes alguna pregunta o un comentario sobre esta página, envía un correo

correo

Gracias

 

 

 
RODAS
 

COSTA OESTE

La costa occidental, desde Rodas hasta Monólithos, es más rocosa, escarpada y ventosa que la oriental. El desarrollo turístico es mucho menor, exceptuando los primeros 15 km al sur de Rodas, que son un verdadero megarresort, con enormes complejos hoteleros de cinco estrellas con todas las facilidades a precios de lujo y hoteles más modestos a pie de playa. El meltemi, el viento del oeste, puede hacerse bastante molesto, aunque también se agradece ya que suaviza las altas temperaturas. Existen multitud de razones para visitar esta zona unos cuantos días: importantes yacimientos arqueológicos (Kámiros y Yalisos), castillos ubicados en lugares increíbles (Kritinía y Monólithos), atalayas (Pyrgos) y naturaleza sorprendente (Petaloudes).

 

 

TRIANDA

Población, 10.107 habitantes.

 

El megarresort de la costa oeste tiene su punto álgido en Trianda, donde se halla una gran parte de los complejos turísticos de Rodas. Al final de la bahía de Trianda, se desparraman cientos de edificios de toda índole, hoteles, apartamentos, villas, supermercados, tiendas, restaurantes, cafeterías, instalaciones deportivas (que suelen pertenecer a los grandes hoteles), etc. En esta localidad, la segunda más populosa después de Rodas, todo está enfocado al ocio y divertimento estival.

 

Trianda, que también es conocida como Yalisos por estar asentada sobre la antigua ciudad doria, significa “treinta” en griego, y su nombre proviene del número de residencias que los Caballeros de la Orden de San Juan se hicieron construir aquí. Otra versión explica que  deriva de la palabra andriadas, estatua en griego, mientras que una tercera, estima que se debe a las 30 partes en las que se dividió el área. La ubicación es envidiable y, hoy como ayer, se halla invadida de casas nobles neoclásicas que los nuevos ricos han levantado.

 

En la plaza principal destaca la iglesia de Kímisis Theotokou, del s. XVIII, con un famoso icono de la Virgen, mientras que un poco más adelante está la pequeña iglesia de Agios Nikólaos con frescos del s. XV.

 

La playa, de guijarros y arena, tiene las instalaciones propias de un lugar como este, con las facilidades para practicar todo tipo de divertimentos acuáticos. Hay un club de windsurf donde organizan cursos y también se practica el kitesurf (www.rwa.gr/web/index.htm). Las sombrillas están preparadas para orientarse contra el meltemi, que llega a ser molesto. El frente marítimo se halla invadido de restaurantes y tabernas que suelen cerrar a altas horas de la noche.

 

Si se va en agosto, no se puede pasar por alto la festividad que tiene lugar la primera quincena, la Asunción de la Virgen María, con música y danzas griegas.

YALISOS-FILÉRIMOS

  

La colina, a espaldas de Trianda, recoge los principales restos arqueológicos de la antigua ciudad de Yalisos, también conocida por el nombre de su ubicación, el monte Filérimos. Fue una de las 3 ciudades estado dorias que gobernó Rodas sobre el s. X a. C.

 

En la mitología se establece que fueron los 3 nietos del dios Helios, Yalisos, Kámiros y Lindos quienes se repartieron la tierra y fundaron sendas ciudades epónimas.

 

Los restos de Yalisos son escasos, en comparación con los de las otras 2 ciudades estado, pero bien merecen una visita por sí mismos y por el magnífico emplazamiento en que se encuentran. Descubiertos desde 1876, se esparcen en lo que fue la vieja acrópolis y son muy variados en el tiempo y en las formas.

 

Al igual que le sucedería a Kámiros, la fundación de la ciudad de Rodas, en 408 a. C., conllevó un lento e inexorable declive para Yalisos.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

MONUMENTOS

 

 

NUESTRA SEÑORA DE FILÉRIMOS: desde la entrada, un camino arbolado conduce a la iglesia-monasterio de Nuestra Señora de Filérimos (Panagía Filérimos). Llama la atención su hermoso campanario octogonal, acabado en una cúpula, y las torrecillas que cubren sus cuatro esquinas, todo ello añadido por los italianos en el s. XX. El origen de la construcción está en una antigua capilla bizantina, convertida posteriormente en basílica y, en el s. XIV, transformada por los Caballeros de San Juan en un imponente monasterio de dos pisos.La iglesia tiene 4 capillas, la más occidental se debe al Gran Maestre D’Aubusson; la que está más al norte posee un mosaico que representa un pez (símbolo de Cristo) que formó parte del suelo de la iglesia paleocristiana. En el exterior hay un pozo, rodeado por cipreses, y algo más al este, se encuentra el claustro. Las celdas de los monjes tienen un mosaico cada una con la imagen de un santo.

 

Con la ocupación otomana, el monasterio fue destruido y así permaneció hasta que, en el s. XX, los italianos decidieron reconstruirlo y cederlo a la Orden de los Capuchinos, quienes lo abandonaron durante la II Guerra Mundial. 

 

TEMPLO DE ATENEA Y ZEUS: Al oeste de la iglesia se hallan los escasos restos de un templo clásico, de orden dórico,  del s. III a. C., dedicado a Atenea Polías y a Zeus Polieus. En el s. VI fue desmantelado para construir en su lugar una basílica de 3 naves de la que hoy sólo queda, algo más al sur, el baptisterio cruciforme en el pavimento, al que se accede mediante unos escalones.

  

CAPILLA DE AGIOS GEORGIOS HOSTOS: Al oeste del templo clásico se encuentra esta sencilla capilla subterránea, de nave abovedada y cubierta completamente por pinturas, realizadas en los s. XIV y XV. Desgraciadamente se hallan bastante deterioradas. 

 

FUERTE BIZANTINO: Desde el baptisterio, en dirección este, parte un camino que lleva al extremo oriental de la colina, donde están las ruinas de una fortificación bizantina. Para su construcción se utilizaron materiales del templo de Atenea y Zeus.

  

FUENTE DÓRICA: Volviendo sobre nuestros pasos hasta la entrada al yacimiento, una senda hacia el sur conduce a los restos de una fuente dórica, aunque el acceso puede estar cerrado. Construida hacia el s. IV a. C., fue descubierta gracias a un movimiento de tierras en 1926. Su fachada contaba con varias columnas dóricas y surtidores en forma de cabeza de león. El agua llegaba desde lo alto de la colina a través de surcos tallados en la roca, recogida en un depósito situado en la parte posterior.

  

CAMINO DEL GÓLGOTA: Desde la entrada al yacimiento, pero en el lado opuesto (oeste) comienza un agradable paseo arbolado en el que, en la década de 1930, los italianos quisieron representar el Camino del Gólgota con sus estaciones. Se trata de 14 capillas con pequeños reclinatorios de piedra y bajorrelieves de bronce que muestran las diversas estaciones de la Pasión de Cristo. Al final del camino, una inmensa cruz marca el extremo occidental, en la cual hay un mirador con una extraordinaria vista de la costa y sus poblaciones. Sólo por ello, merece la pena llegar hasta aquí.

 

Para información sobre horarios y precio, visitar www.ando.gr/upload/files/eot/OPEN.pdf El acceso al camino del Gólgota y al mirador es gratuito. ( 22410 92202

 

KREMASTÍ 

 

Población, 4.585 habitantes.

 

A 12 km de Rodas y 4 km de Trianda se encuentra Kremastí. Este pueblo, uno de los más grandes de la isla, ha sabido combinar los atractivos de un pequeño resort turístico con la autenticidad de un tradicional pueblo rodio. En una pequeña altura se hallan las ruinas del castillo, construido por los Caballeros, en cuyo interior está la iglesia de Agios Nikólaos. Otra iglesia, la Panagía Kremastí, es destacable, cuyo interior guarda un hermoso icono de la Virgen.

 

La playa se encuentra a menos de 1 km al norte y enlaza con la de Trianda e Ixiá. Es de arena oscura y piedras y dispone de sombrillas, tumbonas, así como una amplia oferta de actividades acuáticas.

 

LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN

 

Es famosa en Rodas y todo el Dodecaneso la festividad de la Asunción de la Virgen María, que se celebra el 15 de agosto, aunque comienza la víspera. Dura hasta el 23, día que tiene lugar la Novena, fiesta más oficial, cuando se saca en procesión el icono de la Virgen. Durante estas fechas se reúnen peregrinos de diversos lugares de la geografía griega y merece la pena acercarse y disfrutar de los espectáculos y tradiciones. De igual manera, estos días se celebra la Feria de Artesanía Panhelénica, con objetos de todo el país.

 

 

PARADISI

 

 

Población, 2.646 habitantes.

 

Paradisi está situado a los pies de una colina y es un pueblo tradicional, transformado por el turismo. Su principal baza es tener el aeropuerto justo al lado, lo que propicia que aquellos que llegan tarde o los que parten temprano se acomoden aquí. Sus principales atractivos son las casas, de arquitectura tradicional, las iglesias con iconos antiguos y los restos de un castillo de la época de los Caballeros.

 

También es atractiva su playa, situada a menos de 1 km, de arena y piedras, con todas las facilidades, similares a las que se ofrece desde Yalisos.

 

THEOLOGOS (CEOLOGOS)

 

 

Población, 856 habitantes.

 

En una fértil llanura, alejado 1,5 km de la carretera de la costa, se encuentra Theologos, también llamado Tholos (Zolos), un pequeño pueblo, tranquilo y tradicional, de casas blancas y tabernas pintorescas.

 

La zona fue ocupada desde la prehistoria y tuvo cierto desarrollo durante la cultura  micénica. En época griega se denominó Demos Istanion y era particularmente famoso por el templo de Apolo Erithimios y su adoración al dios Helios. En la época cristiana el cambio de culto propició su nuevo nombre, Theologos, dedicado a San Juan el Evangelista. La cultura bizantina evolucionó sobre los restos antiguos.

 

La blanca iglesia de Agios Spiridón es venerada con devoción por los lugareños, al igual que el árbol centenario que preside su patio.

 

A unos 3 km al noroeste, la costa todavía presenta un notable desarrollo turístico, si bien menor que su vecina del noreste. La playa es la continuación del arenal que se extiende desde Paradisi y tiene sombrillas, tumbonas y la posibilidad de practicar numerosas actividades acuáticas. Más adelante, una estación eléctrica afea el paisaje.

 

Para ver los restos arqueológicos del templo de Apolo hay que desviarse, a la derecha de la gasolinera, antes de llegar al pueblo: a mano derecha está el templo, a la izquierda de la carretera quedan los restos de un viejo teatro.

 

KÁMIROS

 

 

A unos 5 km al suroeste de Kalavarda, por la carretera de la costa y frente al cabo Minás, se encuentran los restos de la antigua ciudad de Kámiros.

 

Emplazada sobre una colina en varios niveles, Kámiros es la más pequeña de las tres ciudades estado de Rodas. Parece que en tiempos prehistóricos fue un lugar donde se adoraban diversas divinidades, responsables de que el hombre hubiese aprendido a elaborar el pan.

 

Aunque no hay evidencias directas en la ciudad, el hecho de haber encontrado una necrópolis micénica en los alrededores (cerca de Kalavarda), indica un probable asentamiento aqueo.

 

El desarrollo y la importancia de Kámiros, como sus otras dos ciudades hermanas, llega con los dorios. En el s. VI a. C. alcanza su apogeo, siendo un asentamiento comercial, de economía agraria, en especial vino y aceite, y artesanal. Se acuñó moneda propia (es la primera en hacerlo en Rodas) y se construyeron monumentos, como el templo de Atenea en la acrópolis. En el 408 a. C. se crea la ciudad de Rodas y comienza un lento declive, con el abandono paulatino de sus habitantes hacia la nueva capital.

 

En época helenística, el terremoto acaecido en el año 226 a. C., destruye completamente la ciudad clásica y da pie a una reconstrucción realizada siguiendo el ordenamiento urbano establecido por Hipodamo de Mileto, el cual divide el espacio según sus usos. La propia colina se transforma, estructurándose en tres niveles que acaban configurando el emplazamiento actual.

 

Sin embargo, un segundo terremoto, en 142 a. C., la vuelve a reducir a escombros y, aunque consigue alzarse de nuevo, ya nunca se llega a recuperar, sumergiéndose en el letargo de la Historia. Tal es así, que las evidencias de su último poblamiento datan del período romano, no del bizantino ni medieval.

 

El asentamiento y la colina, abandonados, no tardaron en ser devorados por la vegetación hasta que, en el s. XIX, unos campesinos hallaron en los alrededores algunas tumbas antiguas. Este hecho llevó a una segunda investigación que descubrió numerosas piezas de interés, la mayoría de las cuales están hoy repartidas entre los museos Británico y Louvre.

 

Las excavaciones sistemáticas que sacaron a la luz y reconstruyeron lo que hoy podemos ver, se llevaron a cabo por la escuela italiana de arqueología, entre 1928 y 1943.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MONUMENTOS

La antigua ciudad de Kámiros se extiende a lo largo de la colina a través de tres niveles diferentes, fruto del acondicionamiento urbano que la transformó tras el terremoto del año 226 a. C. En el inferior, se sitúa el ágora con algunos templos y altares ceremoniales; el nivel intermedio, está ocupado por las viviendas de época helenística y romana; en el nivel más alto, está la acrópolis con el templo de Atenea de Kámiros como el lugar de mayor importancia.

 

Tras la entrada hay un camino que asciende por la colina (derecha) y conduce, entre los árboles, a la acrópolis.

 

Para iniciar la visita nos situamos en la terraza inferior, en su parte más baja. Una exedra (estructura semicircular), con un estrado para el uso de oradores, marca el comienzo.

 

Los muros que están justo a su lado pertenecen al denominado recinto de los altares, un espacio rectangular de dos alturas. En la inferior, destaca un gran altar de forma oval en el cual se situaba una estatua del dios Helios; tras unos escalones se accede al segundo nivel, donde se hallan alineados varios altares de diversas divinidades con sus nombres grabados. Frente a ellos, sobresale por su mayor envergadura el dedicado a Agathos Daimon, espíritu benefactor o genio de la agricultura, la salud, la sabiduría y la suerte, muy apreciado por los campesinos.

 

Más al este, al lado del anterior, está el complejo de baños públicos, en el que se aprecian distintas estancias, un depósito de forma triangular y el sistema de hipocausto, con el que, desde el subsuelo, se calentaba al agua de la piscina. A todas estas estructuras antiguas se les suponen cubiertas de mosaicos y decoradas con hermosas pinturas.

 

La pared exterior de los baños se asoma a la vía principal, orientada de norte a sur, que asciende, con tramos escalonados para salvar el desnivel, hasta llegar al acrópolis.

 

A partir de los baños comenzamos el ascenso, para encontrar, unos metros más adelante, unas escaleras a la derecha que descienden y llegan hasta la exedra, ya comentada. Delante están los restos de lo que fue una puerta monumental, pasada la cual, llegaremos a la plaza o área de las ofrendas votivas. Esta superficie cuadrangular fue construida en el s. III a. C. y pudo tener un carácter ceremonial, a tenor de la cantidad de bases con inscripciones que se han encontrado. En su lado oriental tiene 3 escalones donde se hallan algunos de estos altares para las ofrendas.

Hacia el lado occidental de la plaza se distingue fácilmente el trazado de un templo gracias a las dos columnas restauradas (una entera y otra con un tramo) y parte del muro de entrada al mismo. Se trata de un templo dórico del s. III a. C., orientado norte-sur, con pronaos (vestíbulo), cella (nave) y opistódomos (parte posterior) con columnas in antis. Se cree que estuvo dedicado al culto de Apolo Pitio, aunque no se tiene la certeza absoluta. En la cella todavía permanece el basal donde se ubicaba la estatua del dios. Cerca, en una cavidad del suelo, se guardaba el tesoro del templo. Adosado a la esquina noroeste, están las huellas de un pequeño santuario de época helenística (hacia el s. III-II a. C.) del que se desconoce su función y dedicación.          

 

Volviendo a la plaza de las ofrendas, observamos en su lado sur, 7 columnas reconstruidas, 2 de las cuales sujetan un entablamento. Esta es la antigua fuente helenística de Kámiros. En su interior tiene un depósito el cual recogía el agua que era transportada mediante conductos (todavía pueden verse algunos de piedra y arcilla por la ciudad) y era vertida al exterior. En el s. III a. C. la fuente fue remodelada y se sustituyó el depósito por un pozo. Se especula si esta estructura podría tener alguna similitud con la de Yalisos, ambas de estilo dórico y construidas sobre la misma época.

 

Nos incorporamos a la calle principal, que pasa por la izquierda, y ascendemos hacia la acrópolis. A ambos lados las estructuras cuadrangulares marcan las viviendas con sus múltiples estancias. A la derecha están las de época romana mientras que en la otra banda se alzan las del período helenístico. Como puede verse, las residencias se agrupaban en manzanas (insulae), separadas por calles transversales trazadas en 90° que desembocaban en la principal. Fachadas y muros estarían decorados con pinturas de colores. Merece la pena pararse un momento y observar, en una de las casas de la izquierda, los restos de un atrio. Las columnas restauradas señalan el lugar donde se hallaba el patio, centro de la vida doméstica. Todas las estancias se configuraban a su alrededor.

 

Retomando la calle central, salvamos el desnivel para llegar a la terraza superior donde se alzaba la acrópolis. La explanada apenas recoge unos escasos restos y se requiere un gran ejercicio de imaginación para recrear su aspecto original.

 

En primera línea había una gran galería o stoa de época helenística y doble hilera de columnas dóricas, de unos 200 m de largo. Fue construida hacia el s. III a. C. sobre un gran depósito más antiguo, del s. VI a. C. Desde esta cisterna, que podía contener hasta 600 m³, se distribuía el agua de lluvia por toda la ciudad mediante una red de conductos. Con el tiempo, fue sustituida por 16 pozos sobre los que se levantó la stoa. Delante de esta se observan los restos de un pequeño altar de época helenística.

 

En la parte interior de la explanada se adivina el trazado del templo de Atenea, el santuario principal de la ciudad. Su construcción data de los s. III-II a. C. sobre otro más antiguo destruido por el terremoto del año 226 a. C. Era de estilo dórico, períptero tetrástilo (cuatro lados con cuatro columnas que lo rodeaban), de lo cual no queda nada.

 

Desde este lugar, a unos 120 m de altura, se disfruta de una sensacional vista de todo el yacimiento y de los territorios adyacentes, con el mar de fondo.

 

Para información sobre horarios y precio, visitar www.ando.gr/upload/files/eot/OPEN.pdf ( 22410 40037

 

SKALA KÁMIROS 

 

En una pequeña bahía, a 4 km de Mandrikó, se encuentra este pequeño puerto pesquero que merece una parada. Se piensa que fue el puerto de la antigua ciudad de Kámiros, aunque por su distancia (está a 16 km) no parece que tuviera un papel muy relevante. La principal actividad del pueblo es la pesca y el turismo, ambas se conjugan ofreciendo unas tabernas y restaurantes donde se ofrece un excelente pescado y marisco fresco que han hecho famosa la localidad.

 

Esto último ha de tenerse muy presente ya que a la hora de la comida los autocares de viajes organizados y los vehículos de alquiler se agolpan en el aparcamiento y no es fácil encontrar una mesa libre. También el vino tiene buena fama, no en vano toda esta zona es vinícola.

 

En el pueblo hay restos de una basílica cristiana y tiene una playa, no muy espectacular, pero tranquila y limpia.

 

Otra de las bazas turísticas de Skala Kámiros es que desde su espigón sale diariamente un barco en dirección a la cercana isla de Halki. También se visita el islote de Alimiá en excursiones de un día .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MONÓLITHOS  (MONÓLIZOS) 

 

Población, 334 habitantes.

 

A 5 km al sur de Siana, siguiendo la carretera que bordea la falda oriental del Akramitis, se llega a Monólithos, apacible pueblo rural que se extiende por la ladera sur de aquél.

Calles estrechas y empinadas, casas blancas entre un mar de verde vegetación y un aire sereno, solamente roto por los autocares que lo cruzan dirigiéndose al castillo, dan cuenta de este lugar, ajeno a la algarabía turística que se produce en otras zonas de la isla. Su modo de subsistencia, al igual que durante siglos, es la agricultura y la ganadería. Los numerosos invernaderos que se ven desde la carretera que atraviesa toda la zona, ya dan cuenta de lo fértil que es esta tierra.

En la historia de la localidad abundan las gestas belicosas que hablan de lo combativos que son sus pobladores, lo que no quita que ante el visitante exhiban su mejor hospitalidad.

EL CASTILLO

 

Desde el pueblo hay un desvío por una carretera secundaria que en 1 km alcanza el castillo. Antes de bajar hacia el castillo, conviene detenerse en algunos de los miradores a lo largo de la carretera desde donde se sacan las mejores fotografías del lugar.

 

Una vez llegados a la gran roca (Monópetra) sobre la que se alza el castillo, a más de 230 m de altura, deberemos subir un centenar de escalones tallados en la piedra para acceder a la fortaleza. Lo realmente impresionante del lugar es su fantástica ubicación.

 

Construido en el s. XV por los Caballeros, en concreto por Pierre D’Aubusson (1480-1489), servía para la vigilancia y defensa del área costera.

 

 

 

Se conserva casi todo el perímetro exterior, aunque los gruesos muros están bastante deteriorados. En el interior destaca la pequeña y blanca iglesia de Agios Pantaleimón, de datación incierta (en algunos lugares figura del s. XV) y dos cisternas.

 

La subida bien merece el esfuerzo por las fantásticas vistas panorámicas que se ofrecen, donde se aprecia lo escarpada y rocosa que es esta costa. Atención con el viento, que puede llegar a ser fuerte.

 

Hay un aparcamiento gratuito a los pies del castillo.

SUBIR

 

 

© 2011 dodecaneso.es